HOSPITAL CÓRDOBA I
Ayer de mañana recorría el nuevo y muy moderno edificio del Hospital Córdoba, ya casi a punto de ser concluidas sus obras de renovación total. Realmente, además de asombrado,estaba totalmente desorientado. No pude ubicar, sin ayuda,a ninguno de los servicios que tantas veces había recorrido ¡Hasta tuvieron que indicarme la salida! Triste para mí, que pasé cuarenta y dos años en él. Sí, toda una vida, que dediqué en gran parte y con entusiasmo a mi querido hospital. Mi actividad fue múltiple e incansable: desde practicante menor del Servicio de Guardia, hasta Sub Director y Director del mismo.Me desempeñe también como:Jefe de Clínica del Instituto del Quemado, Jefe de Sala del Servicio de Clínica Médica,docente de pre grado y post grado y varias tareas más como participar en tribunales de concurso, y otras con las cuales me honraron, designándome y que sería largo enumerar.
Una vez en la vereda, miré la nueva estructura, con alegría, porque sin duda se trata de un enorme progreso,un gigantesco paso adelante, que redundará muy positivamente en la salud de miles de personas,de Córdoba, provincias vecinas y países limítrofes, pero también, lo miré con nostalgia, sí, con mucha nostalgia. Mi hospital, mi segundo hogar, el lugar donde me formé, donde me hice médico,había desaparecido bajo la piqueta del progreso.Todos aquellos lugares que tanto transite,muchas veces contento,otras preocupado y también, porque no, asustado: estaban sepultados bajo los escombros del pasado.Allí quedaron, cubiertas de cal y cemento, voces que estaban grabadas en las paredes de salas, aulas y pasillos, las voces de mis maestros: Rubén Pellanda, Jóse Flores,Roberto Atti, Samuel Rabisntein, Mario Duran, excelente cirujano y gran pintor,que tuvo el honor de ser uno de los fundadores de "Médicos sin Fronteras",don Carlos Sosa Gallardo y muchos otros que fueron aportando su granito de arena, para que fuera creciendo dentro de tan noble y difícil profesión.
Todo está guardado en mi corazón y en mi mente, en mi baúl de los recuerdos, donde vivirán para siempre.El "viejo" hospital, ya no está, pero el espíritu y las enseñanzas que él nos lego permanecerán eternamente presentes.
Una vez en la vereda, miré la nueva estructura, con alegría, porque sin duda se trata de un enorme progreso,un gigantesco paso adelante, que redundará muy positivamente en la salud de miles de personas,de Córdoba, provincias vecinas y países limítrofes, pero también, lo miré con nostalgia, sí, con mucha nostalgia. Mi hospital, mi segundo hogar, el lugar donde me formé, donde me hice médico,había desaparecido bajo la piqueta del progreso.Todos aquellos lugares que tanto transite,muchas veces contento,otras preocupado y también, porque no, asustado: estaban sepultados bajo los escombros del pasado.Allí quedaron, cubiertas de cal y cemento, voces que estaban grabadas en las paredes de salas, aulas y pasillos, las voces de mis maestros: Rubén Pellanda, Jóse Flores,Roberto Atti, Samuel Rabisntein, Mario Duran, excelente cirujano y gran pintor,que tuvo el honor de ser uno de los fundadores de "Médicos sin Fronteras",don Carlos Sosa Gallardo y muchos otros que fueron aportando su granito de arena, para que fuera creciendo dentro de tan noble y difícil profesión.
Todo está guardado en mi corazón y en mi mente, en mi baúl de los recuerdos, donde vivirán para siempre.El "viejo" hospital, ya no está, pero el espíritu y las enseñanzas que él nos lego permanecerán eternamente presentes.
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